Perdimos en el debut...¿y qué ?

Tras la euforia de haber ganado nuestra primera Eurocopa, y haberse clasificado de forma impecable para la fase final que se disputa en Sudáfrica en estos días, nuestro combinado ha levantado grandes expectativas, hasta el punto de colocarse como máxima favorita en todas las apuestas. Pero no estamos hablando solamente de resultados. España despliega un juego muy atractivo, de toque, de una combinación exquisita, que termina exasperando y desquiciando a los rivales, y acaba normalmente por aplastarlos, a veces desde el inicio, otras, los más correosos que plantean un partido ultradefensivo, acaban cayendo por la misma inercia, cuando el partido está maduro.

España (al equipo, me refiero), creo que está llevando bien esta presión. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico, intentan abstraerse de ese optimismo, tienen bastante claro dónde están y hacia dónde van, y dan la impresión en las ruedas de prensa que han ofrecido, de estar bastante al margen de lo que se comenta en la calle.

Es esta forma maravillosa de jugar, una seña de identidad que ha heredado nuestro equipo del anterior seleccionador Luís Aragonés, que si bien no es santo de mi devoción, si hay que reconocer que supo leer lo que el equipo necesitaba, y sobre todo tuvo el valor con todo en contra, de arriesgar por un estilo, juntando en el centro del campo una pléyade de jugadores con un talento fuera de lo común.

España ha tenido grandes jugadores en los últimos 20 años; al grito de “ La Furia ” comenzaba nuestra andadura en cada campeonato y, si bien no hemos tenido nunca la pizca de suerte que se necesita para salir adelante en ciertas eliminatorias, con la furia sola no se gana, y siempre hemos adolecido, a mi juicio, de un sistema de juego que le identificase, esa seña de identidad que ahora sí tiene, por la que ha apostado fuerte, la que le da el estatus del que ahora disfruta, por la que suspira toda Europa y por la que agradecer el único título que campea en nuestras exíguas vitrinas.

Es por todo ello, por lo que no acabo de entender el clima de duda que se está sembrando en torno a la derrota en el debut de nuestra selección en el mundial, ante el combinado helvético.
Puedo entender las críticas procedentes del extranjero que intentan desestabilizar; aquí el juego psicológico también cuenta.

Pero que seamos nosotros, los que pongamos en tela de juicio a unos jugadores, un sistema, una filosofía, una actitud…, que son los únicos que nos han dado algo tangible, y sobre todo un camino a seguir, me parece de una falta de confianza y de una ingratitud que raya lo grotesco.

Yo seguiré confiando en esta selección, La Selección con la que me siento plenamente identificado. ¿ Que hemos perdido ante un rival débil a priori, y que ya no tenemos margen de error ? Cierto, pero partiendo de la base de que el fútbol no es una ciencia exacta, las estadísticas dicen que normalmente, el que juega mejor un partido gana en un alto porcentaje de los casos, y España es hoy por hoy la selección que mejor juega de todas, y eso es un dato objetivo.

Cabe la posibilidad de que mañana también perdamos el segundo partido, y tengamos que volver a casa. Entonces empezará la prensa con el sermón de siempre: “Jugamos como nunca, perdimos como siempre”. “Vuelven los viejos fantasmas” “Ahora no pasamos ni la previa”… etc.

Pero no, creo que no es así.

Podremos caer, de eso no estamos exentos, pero esta vez sería distinto de las anteriores. Antes apelábamos a la épica, a la furia, testiculina, si se me permite…, en cualquier caso tres conceptos muy ambiguos en los que todo está demasiado confiado al azar.

Ahora sabemos a qué jugamos, y creo que lo hacemos por el camino correcto, para ganar.

Mañana y el viernes tenemos dos partidos decisivos, y si la roja sigue por donde suele ultimamente, no tendremos problemas para pasar.