CRONICA X MEDIA MARATON GETAFE
Sí, estoy contento, joder.
Hasta ayer mismo lamentaba mi maldita suerte con las medias maratones, en las que, a pesar de poseer en la pasada temporada nada menos que cinco marcas por debajo de 40´ en 10K, por inclemencias meteorológicas, todavía no había podido plasmar mi supuesta valía Sub 90´.
Y la cosa llevaba el mismo camino esta vez. El rodaje previo de media hora que acostumbro a hacer el día antes de competir, discurrió por parte del circuito al que nos enfrentamos hoy, y el panorama era desalentador. Rachas de hasta 40 kms /h de cara, en la parte más dura del trazado, (en una de ellas por poco me caigo), me hicieron llegar a casa con ganas de no tomar hoy la salida, siquiera.
Preparo por la noche la mochila del devenir, y en un absurdo arrebato, como si ello fuese a influir en las insanas decisiones de Eolo, lanzo un órdago y resuelvo colocar mi arma secreta de hoy en la bolsa: Las Candela.
Toma ya.
El día alborea oscuro y amenazador; hace viento, pero nada que ver con lo de ayer. Algo más animado, me visto y marcho hacia el Polideportivo.
Saludos a los conocidos, recogida de dorsal y chip, y para el coche a cambiarse, que hoy hay que calentar, y bien.
Me encuentro fenomenal. He descansado bien esta semana; los 54 kgs que ha cantado la báscula y las Candela me hacen sentir liviano, en las primeras zancadas del calentamiento. Lástima este puto aire y esos negros nubarrones, indicio seguro de lluvia en algún momento.
A pesar de ello, me coloco bien y con tiempo. El Bicho Depende está a mi lado, junto a un compañero de curro. Saldremos juntos en principio, la carretera colocará a cada uno en su sitio.
El plan de carrera de hoy es sencillo. No sé lo que voy a encontrarme ahí alante, así que prefiero no hablar de un ritmo traducido a números, si no a sensaciones. Aquel que me permita ir cómodo y con garantías para los 21 kms, y adaptarlo a la climatología que me vaya encontrando.
Así de simple.
A pesar de ser en ligera bajada y empujado por las fiebres de algunos, el primer km sale en 4´05´´. “Este es el ritmo, está clarísimo”.
Juanjo y su compi van unos metros por delante. Calculo que han pasado el primer mil por debajo de 4´. Esto no ha empezado todavía, prefiero no cebarme.
Al filo del K3 me da alcance Sanseboyal, me hace un gesto y vamos juntos. No sé en qué momento fue, pero desaparece de mi vera. Hace frío y cae una finísima lluvia. Sigo mi camino hasta que, al filo del K5, y cuando más fastidiaba el viento, me encuentro con un inesperado aliado. Era Javi (Soy Maratoniano), que había salido rápido y me estaba esperando.
Damos alcance al Bicho Depende & Compi, y los rebasamos con cierta facilidad.
Javi me viene de perlas en esta inhóspita zona; el amigo tapa lo suyo. Abuso de confianza y me pongo a su rebufo, donde Eolo el excelso, henchía con vehemencia las vías getafenses.
Los kms van cayendo a 4´05´´ con helvética precisión. En algunos tramos Javi me confiere a su espalda, para que no me desgaste. Km 10 en 40´48´´ y Javi me avisa que se apeará en el 11, para echar una mano a otro amigo que viene por detrás, y le va a necesitar.
Le doy las gracias y sigo mi camino. A estas alturas de carrera, el panorama empieza a estar bastante despejado. Javi ha desaparecido de escena, y con este aire, tengo que buscarme otro “eclipse” en el que resguardarme. Los que sobreviven a estas alturas son gente curtida en mil batallas, y en estos singulares grupitos está mal visto ir agazapado en las retaguardias, a tenor de las fulminantes miradas de las que soy objeto, en un par de amagos.
Y así, adosándome efímera y encubiertamente a las plurales traseras y saltando de grupo en grupo cual abeja por los estambres, me planto en el km 14 haciendo checking de daños: todo en orden, sin sensación aparente de esfuerzo, considerando ciertamente que salvo hecatombe, la 1h 26´ va a ser pan comido.
Pero esto son 21, y hasta el rabo todo es toro. Es una distancia que el año pasado me saco el dedito corazón impasiblemente. Como uno ya va teniendo el culo pelao, decido no arriesgar y mantener ritmo, y así eliminar de un plumazo la posible aparición de la carta décima de la baraja, alias Hijaputa Sota de Bastos.
Efectivamente, el cielo empieza a llorar inmisericorde y, junto al viento empiezan a formar un peligroso dueto. Sobre la campana llego al giro donde tengo a Eolo de culo, aunque no ayuda. Faltan 3K y no voy a petar, de eso estoy seguro.
De aquí a meta es un paseo. Mojado, eso sí.
3 preciosos kms donde me recreo en observar a la gente animando, la lluvia, mis compañeros de viaje….; un extraño cóctel que tiene su culmen en meta, 1h 26´20´´, bajando la friolera de 4´10´´ mi anterior marca conseguida en Almagro el año pasado, bajo unas condiciones nada favorables, no sufriendo un ápice, controlando y disfrutando de una carrera, como pocas veces.
Y la cosa llevaba el mismo camino esta vez. El rodaje previo de media hora que acostumbro a hacer el día antes de competir, discurrió por parte del circuito al que nos enfrentamos hoy, y el panorama era desalentador. Rachas de hasta 40 kms /h de cara, en la parte más dura del trazado, (en una de ellas por poco me caigo), me hicieron llegar a casa con ganas de no tomar hoy la salida, siquiera.
Preparo por la noche la mochila del devenir, y en un absurdo arrebato, como si ello fuese a influir en las insanas decisiones de Eolo, lanzo un órdago y resuelvo colocar mi arma secreta de hoy en la bolsa: Las Candela.
Toma ya.
El día alborea oscuro y amenazador; hace viento, pero nada que ver con lo de ayer. Algo más animado, me visto y marcho hacia el Polideportivo.
Saludos a los conocidos, recogida de dorsal y chip, y para el coche a cambiarse, que hoy hay que calentar, y bien.
Me encuentro fenomenal. He descansado bien esta semana; los 54 kgs que ha cantado la báscula y las Candela me hacen sentir liviano, en las primeras zancadas del calentamiento. Lástima este puto aire y esos negros nubarrones, indicio seguro de lluvia en algún momento.
A pesar de ello, me coloco bien y con tiempo. El Bicho Depende está a mi lado, junto a un compañero de curro. Saldremos juntos en principio, la carretera colocará a cada uno en su sitio.
El plan de carrera de hoy es sencillo. No sé lo que voy a encontrarme ahí alante, así que prefiero no hablar de un ritmo traducido a números, si no a sensaciones. Aquel que me permita ir cómodo y con garantías para los 21 kms, y adaptarlo a la climatología que me vaya encontrando.
Así de simple.
A pesar de ser en ligera bajada y empujado por las fiebres de algunos, el primer km sale en 4´05´´. “Este es el ritmo, está clarísimo”.
Juanjo y su compi van unos metros por delante. Calculo que han pasado el primer mil por debajo de 4´. Esto no ha empezado todavía, prefiero no cebarme.
Al filo del K3 me da alcance Sanseboyal, me hace un gesto y vamos juntos. No sé en qué momento fue, pero desaparece de mi vera. Hace frío y cae una finísima lluvia. Sigo mi camino hasta que, al filo del K5, y cuando más fastidiaba el viento, me encuentro con un inesperado aliado. Era Javi (Soy Maratoniano), que había salido rápido y me estaba esperando.
Damos alcance al Bicho Depende & Compi, y los rebasamos con cierta facilidad.
Javi me viene de perlas en esta inhóspita zona; el amigo tapa lo suyo. Abuso de confianza y me pongo a su rebufo, donde Eolo el excelso, henchía con vehemencia las vías getafenses.
Los kms van cayendo a 4´05´´ con helvética precisión. En algunos tramos Javi me confiere a su espalda, para que no me desgaste. Km 10 en 40´48´´ y Javi me avisa que se apeará en el 11, para echar una mano a otro amigo que viene por detrás, y le va a necesitar.
Le doy las gracias y sigo mi camino. A estas alturas de carrera, el panorama empieza a estar bastante despejado. Javi ha desaparecido de escena, y con este aire, tengo que buscarme otro “eclipse” en el que resguardarme. Los que sobreviven a estas alturas son gente curtida en mil batallas, y en estos singulares grupitos está mal visto ir agazapado en las retaguardias, a tenor de las fulminantes miradas de las que soy objeto, en un par de amagos.
Y así, adosándome efímera y encubiertamente a las plurales traseras y saltando de grupo en grupo cual abeja por los estambres, me planto en el km 14 haciendo checking de daños: todo en orden, sin sensación aparente de esfuerzo, considerando ciertamente que salvo hecatombe, la 1h 26´ va a ser pan comido.
Pero esto son 21, y hasta el rabo todo es toro. Es una distancia que el año pasado me saco el dedito corazón impasiblemente. Como uno ya va teniendo el culo pelao, decido no arriesgar y mantener ritmo, y así eliminar de un plumazo la posible aparición de la carta décima de la baraja, alias Hijaputa Sota de Bastos.
Efectivamente, el cielo empieza a llorar inmisericorde y, junto al viento empiezan a formar un peligroso dueto. Sobre la campana llego al giro donde tengo a Eolo de culo, aunque no ayuda. Faltan 3K y no voy a petar, de eso estoy seguro.
De aquí a meta es un paseo. Mojado, eso sí.
3 preciosos kms donde me recreo en observar a la gente animando, la lluvia, mis compañeros de viaje….; un extraño cóctel que tiene su culmen en meta, 1h 26´20´´, bajando la friolera de 4´10´´ mi anterior marca conseguida en Almagro el año pasado, bajo unas condiciones nada favorables, no sufriendo un ápice, controlando y disfrutando de una carrera, como pocas veces.
Clasificación pinchando aquí
Puesto 427 de 2401 llegados.
Video de llegada:
Estoy extremadamente contento hoy. Aunque hace tiempo que tendría que haberlo hecho, hoy he materializado el segundo paso de mi particular triple corona: Bajar de 1h 30´ en una media maratón. Este resultado y sobre todo las sensaciones, me hacen ser optimista de cara a la Media de Torrevieja que tengo dentro de un mes, donde si el tiempo acompaña, estando algo más rodado y poniendo el puntito justo de riesgo, creo poder estar en 1h 25´ bajo, marca de la que si me hablan hace un par de años me tiemblan las canillas.
Sí, estoy contento, joder.